Magnetismo y electromagnetismo: cómo nos ayudan
Comprender cómo los imanes y el magnetismo afectan nuestro cuerpo es esencial para comprender el mundo que nos rodea. Comprender que los imanes pueden afectar a los cuerpos a nivel molecular es fundamental para aprender más sobre cómo funcionan nuestros cuerpos y cómo repararlos. Comprender qué afecta el nivel molecular permite comprender cómo usar imanes para corregir desequilibrios moleculares y prevenir daños futuros. Aprender cómo los imanes y el magnetismo influyen y afectan al cuerpo es fundamental para comprender cómo influyen en nuestra vida diaria.
El estudio del magnetismo ha sido un camino largo y tortuoso. Los primeros exploradores, como los del siglo XVII, utilizaron metales, como el hierro o el bronce, para encontrar campos magnéticos o campos magnéticos que afectaban sus cuerpos de diferentes formas. En los tiempos modernos, diversos desarrollos tecnológicos han permitido a los científicos desarrollar mejores métodos para medir la fuerza de los campos magnéticos, que se miden en magnitudes. Estas medidas muestran que la cantidad de fuerza que experimenta el cuerpo es proporcional al número de sus polos magnéticos y a la intensidad de su campo magnético. Un polo de imanes es un punto medible en su superficie que produce una cantidad medible de energía electromagnética.
Los imanes, como los electroimanes, consisten en campos electromagnéticos que atraen a otros electroimanes. Por lo tanto, ambos se comportan de manera similar cuando se colocan uno cerca del otro. La fuerza del campo electromagnético de un imán es directamente proporcional a su magnetismo. La fuerza de un imán siempre está cambiando, dependiendo de su composición material y el número de sus materiales magnéticos. Por lo tanto, una película delgada de hierro producirá un campo magnético mucho más fuerte que una pieza gruesa de acero, por ejemplo.
Otra forma en que los imanes influyen en nuestro cuerpo es produciendo un campo magnético que rodea al cuerpo. Cuanto más masivo es un cuerpo, más fuerte es este campo magnético y tiende a empujar el objeto magnetizado lejos del cuerpo. Por ejemplo, una manzana magnetizada tiene una fuerte atracción por un imán de neodimio de grado 35, sin embargo, el peso de la manzana y la posición relativa a los imanes harán que se caiga de la taza si estuviera rodeada por un imán menos potente.
La relación de atracción-repulsión entre los imanes y la materia también se conoce como fuerza electromagnética, que es una característica fascinante de los imanes. Una fuerte atracción por un imán puede provocar una atracción contraria, o lo contrario, a otro imán. Por tanto, un imán puede atraer a otro debido a su polaridad. Los tipos de imanes más comunes que se utilizan en nuestra vida diaria son los compuestos de hierro, titanio y níquel, pero algunos investigadores incluso han descubierto sustancias magnéticas como el samario cobalto. Estas sustancias son únicas porque tienen una carga positiva muy grande, que es similar a la carga positiva producida por un ion.
Debido a las propiedades únicas de estas sustancias, a los investigadores les ha fascinado cómo afectan los imanes al cuerpo humano. Para empezar, los imanes de cobalto se han utilizado durante mucho tiempo en implantes médicos porque crean un campo magnético muy fuerte que ayuda a prevenir infecciones. De manera similar, se ha descubierto que los imanes de cobalto de samario tienen propiedades anti-envejecimiento. Además, cuando los campos magnéticos producidos por estas sustancias se agregan a un campo magnético existente, puede alterar su polaridad y, por lo tanto, cambiar la cantidad de energía disponible para un paciente sometido a terapia magnética. Sin embargo, hasta la fecha, no ha habido evidencia directa de que los imanes influyan en el comportamiento de alguna manera.
Se cree que el magnetismo y los electroimanes juegan un papel importante en la producción de materia, porque la materia se estructura principalmente alrededor de estos fuertes campos magnéticos. Por ejemplo, todos los elementos, excepto el hidrógeno, tienen un núcleo fuerte, que se produce por repulsión electrostática y es sostenido por un campo magnético débil. Debido a esta interacción, el electrón de un elemento se ve obligado a moverse de una órbita superior a una inferior, lo que provoca que el átomo sintetice moléculas. Así funcionan los imanes.
La fuerza de un imán es proporcional a su distancia desde un núcleo central. Por lo tanto, cuanto más grandes son los imanes, más fuerte es el campo magnético. Los materiales fuertemente magnetizados tienen una gran cantidad de fuerza magnetizante, mientras que los materiales con campos magnéticos más débiles tienen una cantidad mucho menor de propiedades magnéticas. Hay varias formas diferentes de aumentar la fuerza de un imán dado, lo que disminuye la cantidad de interacciones con otros cuerpos. Las formas más comunes de hacer esto incluyen recubrir el objeto con imanes o soldar piezas más pequeñas de sustancia magnetizada. Los imanes y electroimanes juegan un papel importante en nuestras vidas y comprender su composición básica es esencial para comprender su uso adecuado.